La petrolera destina hasta 50 pesos por cada barril que se transporta en los lugares que requieren un mayor “costo para prevención del delito” en zonas del norte. El centro y occidente también cuentan con tramos donde se destina más dinero para su cuidado.
El norte y centro tiene los tramos más vigilados del país como el que corre entre Madero y Cadereyta, que cruza Tamaulipas a Nuevo León, y donde existe una alta presencia de grupos del crimen organizado, además de una de las seis refinerías de Pemex.
El sistema sur-centro-golfo-occidente cuenta con varios de los tramos más costos de vigilar, y cruza por bastantes estados, aunque algunos como Puebla y Veracruz han sido noticia en las últimas semanas por la presencia de grupos criminales que comercializan el combustible robado.
Además de los ataques a la infraestructura, Pemex se enfrenta a una falta de ductos para transportar gasolinas, por lo que las pipas deben recorrer grandes distancias para llegar a varios puntos del país, encareciendo el precio final al consumidor. Otros ductos sirven para transportar crudo y otro tipo de petrolíferos, por lo que resultan menos vigilados por Pemex.