Biopapel

Ya es mitad de año, a más de cinco meses del inicio del gobierno de Donald Trump. Sin embargo, en vez de que las empresas mexicanas desinviertan en Estados Unidos, ante el discurso nacionalista del nuevo presidente, algunas compañías hacen lo contrario. Es el caso de Bio Pappel.

Esta firma dirigida por Miguel Rincón, que fabrica papel y empaques de cartón bajo sus divisiones Scribe, Titán y Kraft, decidió aumentar la producción de su negocio de papel para empaques en Estados Unidos bajo su subsidiaria McKinley, que en 2016 vendió 150 millones de dólares (MDD) en ese país.

Más aún, se puede beneficiar de las políticas de Trump. “Esperamos crecimientos importantes como resultado de las mejores condiciones económicas y de la implementación de nuestro plan de reconversión de la fábrica de papel recién adquirida en Washington”, detalla la empresa, conformada en su mayoría por familiares, mediante correo electrónico.

A inicios de marzo, la mexicana —que nació en 1936 bajo el nombre de Titán, tras independizarse de las operaciones de la regiomontana FEMSA— anunció la compra de una planta industrial papelera en Washington, con una capacidad de producción anual de 220,000 toneladas de papel, sin detallar los términos de la transacción.

“La empresa decidió duplicar su producción en Estados Unidos y aprovechar la reducción a las tasas impositivas que quiere implementar la administración de Trump y sus planes de gasto en infraestructura”, destaca un reporte de la firma de análisis independiente Prognosis.

El ‘sueño americano’ que describía James Truslow en su libro La épica estadounidense, de 1931, sigue vigente para ciertas industrias, como la papelera: en los últimos cinco años, ese país representó el 30% del consumo mundial, de acuerdo con un informe publicado recientemente por Euromonitor. De 2010 a 2015, el consumo de papel y cartón en Estados Unidos se situó en los 230 kilogramos per cápita, mucho más alto que los 55 kilogramos del promedio mundial.

Bio Pappel se ha posicionado para aprovechar la situación. La mexicana cuenta con operaciones en Prewitt, Nuevo México, y en Texas, Arizona, que en conjunto conforman el 10% de su negocio y que proveen a clientes estadounidenses. Además, la nueva planta que adquirió en Washington ya supone el 7% de la capacidad instalada del grupo, que alcanza los 3.2 millones de toneladas anuales al sumar todas su operaciones.

Sin embargo, ese ‘sueño americano’ tiene algunas zonas de sombra, pues los pronósticos de crecimiento de este mercado no son tan favorables para el futuro cercano, según Euromonitor. “Se prevé que la industria de la pulpa, el papel y el cartón no crezca tanto para los próximos tres años, debido principalmente a la disminución del uso tradicional de papel por la creciente digitalización y a la conciencia del consumidor por el impacto ambiental negativo”, dice en su reporte.

Así, las principales empresas competidoras de Bio Pappel en Estados Unidos, como Smurfit-Stone Container Corporation, International Paper, Resolute Forest Products y Packaging Corporation of America, buscan aumentar sus niveles de exportación a China, Europa y América Latina, incluido México.

Por el mismo motivo, la mexicana no deja de consolidar sus operaciones en su país de origen. “Nuestras operaciones en Estados Unidos son muy pequeñas. Por ello, buscamos tener sinergias con las operaciones de México. Operamos de los dos lados de la frontera”, destaca uno de los directivos de la compañía durante un recorrido por la planta de Titán en Tizayuca, Hidalgo.

La estrategia en México, igual que en Estados Unidos, es invertir para aumentar la producción y, con ello, las ventas.

MegaProyecto

Bio Pappel tiene muy presente que su prioridad sigue siendo México, donde la industria tiene un pronóstico de crecimiento del 5% anual durante los tres próximos años, con ingresos esperados de 27,000 millones de pesos (MDP), según Euromonitor.

“Las perspectivas prometedoras tanto para el papel, cartón y envases corrugados como para las industrias de procesamiento de alimentos se traducen en una demanda creciente de celulosa, papel y cartón. Además, se prevé un aumento de las exportaciones para generar nuevas oportunidades para la industria, debido a un peso mexicano más barato”, explica la empresa en su reporte anual.

En 2013, Bio Pappel inició su plan estratégico de construir una red nacional de diez ‘megaplantas’ con una inversión de 1,000 MDD. Al cierre de 2016, ya ha invertido 350 MDD en la construcción y puesta en marcha de cinco de estas fábricas, que ya están operando, con una capacidad de 500,000 toneladas de producción de cajas corrugadas de papel. Las diez estarán en Hidalgo, Guanajuato, Jalisco, Nuevo León y Baja California.

“Nosotros tenemos plantas muy antiguas y de menor tamaño. Una megaplanta implica sustituir dos plantas chicas por tecnología más eficiente, más ecológica y, sobre todo, con un mejor servicio de atención a clientes”, dijo Miguel Rincón, el director general de la compañía, en la visita a la planta de Tizayuca, en la que invirtió 200 MDD.

Eso le permitirá alcanzar una producción de un millón de toneladas de empaques al año bajo la marca Titán para producir empaques corrugados, cajas para alimentos y sacos para cal y cemento. Entre sus 2,500 clientes se encuentran Bonafont, Arca Continental, Jugos del Valle, Alpura, Danone y Heineken CM.

“Creemos que, en 2017, Bio Pappel alcanzará ventas por alrededor de 22,955 MDP, un 5% por encima de 2016. Además, esperamos un mayor dinamismo del sector industrial en 2017, contribuyendo positivamente a las ventas, e incorporamos un mayor crecimiento en 2018 por tratarse de un año electoral, el cual históricamente impulsa las ventas de papel”, dice Prognosis en su reporte.

Más verde

El reto principal de la industria es producir de manera más sustentable y eficiente. Hoy, cerca de dos terceras partes del insumo para la producción de papel provienen de material reciclado, y México ocupa el sexto lugar en el ranking mundial, con 4.9 millones de toneladas recicladas cada año, según la Cámara Nacional de la Industria de la Celulosa y el Papel.

En este aspecto, Bio Pappel tiene prácticas para el ahorro energético y la reducción en costos de energía: está certificada por el Forest Stewardship Council, por reciclar el 100% de sus materiales en sus procesos, y entre 2011 y 2015 logró reutilizar más de 7 milones de toneladas de papel y cartón, equivalente a haber capturado 28 millones de toneladas de CO2.

Además, una de las características de las plantas de Bio Pappel es la mezcla de energías reutilizadas, pues hacen uso de energía térmica a vapor, energía eléctrica autogenerada, biogás, y practican la reutilización de residuos sólidos, agua y combustible de gas natural. En 2016, la empresa inició la construcción de un sistema de cogeneración de 20 megavatios, con una inversión de 35 MDD, para la fábrica que produce papel bond y cuadernos Scribe en San Juan del Río, Querétaro. Esta inversión, según la empresa, es adicional al programa de las megaplantas.

La compañía, en definitiva, tiene muy claro su papel.