Cicsa

CICSA, de Slim, es una de las firmas que buscan cubrir el hueco de ICA con grandes obras como el aeropuerto.

Pocas veces se ve a los grandes empresarios del país unirse en lugar de competir para conseguir un contrato del gobierno. Pero es lo que hicieron Carlos Slim, con CICSA; Carlos Hank Rhon, con Hermes y La Peninsular; Bernardo Quintana, con ICA; e Hipólito Gerard, con GIA+A: todos unieron sus brazos constructores en un consorcio con el que han participado y ganado dos de las mayores obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).

El consorcio ganó la construcción de la pista 3 y de la obra más importante del proyecto, el edificio terminal. Ambos contratos suman 92,200 millones de pesos, el 51% de la inversión total comprometida en la primera fase del nuevo aeropuerto.

Cada una de las empresas que participan aporta sus fortalezas y experiencia en proyectos similares. En el caso de Carso Infraestructura y Construcción (CICSA), su principal baza es pertenecer y tener el respaldo de Grupo Carso, el conglomerado de Carlos Slim, y sobre todo, el apoyo financiero de Inbursa, también del magnate.

“Su diversificación como grupo contempla áreas relevantes como el grupo financiero, que apoya mucho este tema. Ése es el expertise con que ellos apoyan, entre otras cosas, al consorcio que participó en el nuevo aeropuerto”, explica Gustavo Arballo, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC).

En adelante, participar en el proyecto de infraestructura más importante del sexenio impulsará los negocios de CICSA, pues no sólo diversificará sus operaciones, sino que le abrirá las puertas a tener más contratos en obra pública, algo que no hacía de forma importante.

CICSA no es un nuevo participante en el sector, pero tenía menor participación en obras públicas que otras compañías como ICA. Ahora, aprovechando que esta firma, que fue la mayor del país, pasa por una crisis financiera, la empresa de Slim puede incrementar su presencia en ese segmento.

En los últimos cinco años, CICSA ha representado 20% de los ingresos totales de Grupo Carso, la tercera actividad por detrás de la industrial (Condumex) bullety la comercial (Sanborns). En el corto plazo esto no cambiará, opina José Luis Cano, director corporativo en HR Ratings. “Son proyectos a largo plazo, aunque creemos que, conforme vaya el avance de la obra, habrá beneficios para la empresa”.

La firma tiene un mejor desempeño que el conglomerado en su conjunto: en los últimos cinco años, la tasa de crecimiento promedio anual de los ingresos de CICSA es de 13%, y la de Carso, de 6%. Ahora, el plan es incrementar el número de proyectos, licitando para la construcción de infraestructura de agua, carreteras, puentes, centros comerciales y vivienda, destaca en su primer reporte de resultados de 2017.

Además del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, CICSA participa en la construcción del Túnel Emisor Oriente, en el Libramiento de Guadalajara, la carretera Mitla-Tehuantepec en Oaxaca (que compró a ICA), la Estación de Transferencia Multimodal Cuatro Caminos, y en la creación de varios proyectos inmobiliarios, como el Nuevo Veracruz.

Con estos proyectos, el papel de CICSA en el desarrollo de infraestructura puede ser vital en adelante, considerando que el sector de la construcción atraviesa por un nuevo momento de transformación, recalca Arballo. Algunas empresas conocidas por ser importantes constructoras de obra pública, como Tradeco, afrontan situaciones financieras complejas.

En ese contexto, CICSA “ha ido avanzando a nuevos sectores”, agrega Cano, de HR Ratings.

Además, se está beneficiando del expertise de las firmas con las que ha conformado consorcios, como la misma ICA, considerada la mayor escuela de ingeniería civil en México, y según varias fuentes cercanas al tema, se está ‘robando’ mucho del talento del sector. Con CICSA, Slim le apuesta a buscar el liderazgo en una industria más.