Por Adrián Estañol
"¡Silencio!" La palabra, acompañada con un puño arriba, paraliza a la maquinaria y las voces de las decenas de personas que ayudan, desde la tarde de ayer hasta este miércoles, en las labores de rescate de los edificios derrumbados en la Colonia Del Valle, una de las más afectadas de la ciudad.
En Petén y Félix Cuevas se repetía una y otra vez: "¡Silencio!" Las personas que pasaban cubetas se detenían y la vista quedaba fija en los rescatistas que retiraban escombros con picos, palas y sus propias manos.
Puño en alto Con ese gesto, los rescatistas piden silencio para escuchar gritos de ayuda de supervivientes.
De pronto, los aplausos rompieron el silencio alrededor de las 10:30 horas de este miércoles. Una persona era rescatada entre los escombros, aunque su estado de salud y su identidad se desconocían hasta el momento. En este lugar y otros, la información escasa y los rumores abundantes.
Anoche, en este edificio lograron rescatar con vida a otras seis personas, cuenta el personal de rescate, que no pudo dar más información.
Este escenario se replicaba en otras zonas de la Del Valle.
Trabajo intenso Las labores de rescate se repiten por todas partes en la Colonia del Valle.
En los alrededores del eje vial Eugenia, entre Nicolás San Juan y Gabriel Mancera, la gente se apelmazaba en las vallas que colocó la policía para evitar el paso. Las personas traen agua, cubetas, alimentos, picos o palas, pero sólo pueden dejar los víveres. No les permiten el paso.
"Ya venimos de Polanco, que no nos dejaron pasar. Ahora, los brigadistas nos decían que aquí sí (en Edimburgo), pero pues a ver", relata María, quien junto con su pareja llegó en moto a esta zona desde el Ajusco para ofrecer su ayuda.
Para llegar a Edimburgo y a la calle Escocia, hay que pasar por dos filtros. El ruido de los coches y los gritos de las personas quedan atrás, apenas se escuchan.
Coordinación Los rescatistas pidieron más botes de Comex y guantes para apoyar en los trabajos.
Al seguir caminando, aparecen la maquinaria, los tráilers y las personas que desayunan o descansan después de ayudar el día anterior y hoy. Los camiones están repletos de escombros. Son de un edificio en Edimburgo y San Antonio que quedó derribado. Muy cerca hay otro, en Escocia, pero no permiten el paso.
Los rescatistas situados encima de él aún buscan sobrevivientes. Abajo, decenas de personas en hileras pasan cubetas y escombros: bloques de cemento, varillas, tubos, una mochila escolar.
"¡Silencio!" La palabra, que detiene todo para escuchar si hay alguien entre los escombros, se vuelve a repetir, hasta ocho veces más a largo de casi dos horas. Pero en esta ocasión no hay suerte.