Por Edgar Sigler
Foto: Diego Álvarez

Una fila de autos, camiones y motocicletas apaga sus motores desde el puente de Taxqueña que cruza con Tlalpan hasta la estación del tren ligero Las Torres. En cualquier otro día, un tránsito así llenaría el aire del sonido de cláxones y de los improperios de los automovilistas. Pero no hoy.

Al otro lado de la avenida, los equipos de sonido buscan vida, ante la esperanza de encontrar personas entre los escombros de la zona habitacional de cinco pisos que se colapsó tras el terremoto del 19 de septiembre.

Pasan 15 minutos, y los automóviles más alejados se desvían a las calles aledañas en orden. Los más adelantados guardan silencio total.

A 72 horas del sismo, todos quieren que aún haya buenas noticias qué contar.

"Ahorita, de hecho, entra equipo de audio porque se cree que hay personas con vida", cuenta Pablo Montiel González, jefe de la Sección Canina y especialista en rescate vertical. Este experto se encuentra desde hace más de 24 horas en las inmediaciones del complejo que se ubica en la Colonia Educación, coordinando a su equipo, que incluye a Mariana Rodriguez Marín, quien junto a su perra especializada en rescate se prepara para entrar en acción cuando se requiera.

Los expertos en audio son trabajadores voluntarios de la industria del cine, como Julio Torres. "Donde estuve, en Eugenia, sólo tuvimos un registro, se escuchaba movimiento como de ropa rozando con la piedra. Ahí sí logramos sacar una persona. Acá tenemos reportes de compañeros que han escuchado voces de personas", dice, mientras traslada en su mochila el equipo de audio para relevar a otros compañeros de profesión, cineastas que se han unido a la causa.

El apoyo llega continuamente, aunque en la zona por ahora se ha hecho énfasis en que se requiere sobre todo personal especializado en técnicas de rescate vertical, carpinteros y médicos en traumatología, para continuar con las labores de rescate.

"Las autoridades, en general, no van a permitir que las cosas se derrumben si hay señales de vida y si se sabe que hay posibilidades de vida adentro", asegura María Aurora Urruzti, quien está en el área de apoyo más cercana al derrumbe.

Alrededor de las 8 de la mañana, en este lugar se estaban buscando a tres personas que podían seguir con vida. A la hora del derrumbe, en el edificio había un total de 15 personas, de las cuales han salido seis, según informes de brigadistas y autoridades.

De pronto, estalla la polémica. Un grupo de rescatistas se niega a retirarse de las vías del tren ligero que se encuentran frente a la construcción colapsada, mientras personal de la Ciudad de México pide remover todo para reiniciar el servicio.

Los brigadistas afirman que las vibraciones pueden afectar las labores de rescate, aunque gente de Protección Civil replica que no será así.

El ingeniero Eloy Nateras, del servicio de Tren Ligero, pidió que se liberara la vía para reiniciar la circulación de los trenes, que hasta ahora llegan a la estación del Estadio Azteca.

Las fuerzas militares y de la policía custodian las zonas acordonadas cercanas al derrumbe, pero la organización va en al menos dos sentidos, con grupos de rescatistas dando acceso a las personas que se necesitan en el lugar del siniestro. Pero la última palabra la lleva el Ejército, lo que molesta a algunos rescatistas.

Las autoridades siguen el diálogo con los inconformes para tratar de abrir el tren ligero, pero estos han trasladado más productos sobre las vías, donde ya había víveres y herramientas.

A las 13 horas, en la zona donde se derrumbó el multifamiliar, los rescatistas acaban de sacar un cuerpo en camilla, cubierto con una manta. Un equipo de rescatistas japoneses está sacando equipo de un camión para adentrarse en el área del siniestro.

"Un equipo de topos encontró con vida a Fátima Basurto, y hay información de que hay otra mujer con vida entre los escombros", dijo la brigadista Paula Martínez, quien está en contacto con los rescatistas. Además, agregó, se espera que haya al menos otras cinco personas vivas entre los escombros.

"Parece que le pusieron una bomba al edificio"

Un pequeño favor a un vecino le salvó la vida a Angelina Ávila. La señora de 60 años regresaba de pagar la luz, cuando unos vecinos le preguntaron si tenía una manguera. "Estaba platicando con la vecina que me iba a proporcionar la manguera cuando de repente se derrumbó el edificio. Y a partir de que se desplomó, sonó la alarma sísmica", relata la habitante del multifamiliar número 1C, donde aún hay maniobras de rescate ante la expectativa de encontrar personas con vida.

"Haz de cuenta que le pusieron una bomba al edificio. Se desplomó. Quedó mucha gente atrapada", cuenta la señora Ávila, que hacía guardia en la mañana de este viernes a espaldas de la zona de multifamiliares 3, junto a otros vecinos.

Otros de los habitantes del edificio ahora derrumbado comparten tiendas de campaña o refugios aledaños con vecinos de los multifamiliares que no se cayeron, pero que sufrieron daños estructurales.

"Pude entrar a agarrar papeles y los tenis de mi hija. Fue todo rápido", dice una vecina del edificio número 3B, que se encontraba trabajando a la hora del siniestro.

Las autoridades han impedido que los vecinos de los edificios como el 3A y 3B puedan entrar por sus cosas por el riesgo a que la estructura se colapse.

"Ahora hace un día y medio que no dejan pasar a nadie porque el edificio se mueve. Se siente que se mueve", dice Alfredo Torres. "Nos dijeron qué hay un fondo y nos aseguran que no vamos a perder la vivienda. Hay que esperar a ver si se cumplen las promesas", agrega.

Las labores de rescate de los posibles supervivientes en el edifico colapsado seguían en la tarde de este viernes, donde los rescatistas esperan encontrar con vida al menos a dos personas con las que tuvieron contacto.