Foto: Israel P. Vega

Por Ariadna Ortega

Sismos, huracanes, erupciones… Todos ellos son desastres naturales cuya impredicibilidad obliga a los gobiernos a contar con estrategias que les permitan hacerles frente. En México, una de ellas es la creación de fondos para la reconstrucción.

La bolsa de dinero público más conocida es el Fondo de Desastres Naturales (Fonden), que se activa una vez que existe una declaratoria de emergencia como la que se hizo para la Ciudad de México, el Estado de México, Puebla, Morelos y Tlaxcala, por el sismo del pasado 19 de septiembre, y para Guerrero, Oaxaca y Chiapas, por causa de otros temblores registrados también ese mes.

El Fonden es administrado por el gobierno federal y se compone de recursos establecidos en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) de cada año —dentro del Ramo 23— y por los intereses generados en un fideicomiso resguardado por el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras). Ambos montos se suman y, cuando ocurre un siniestro, un comité técnico evalúa los daños, se efectúa un diagnóstico y se reparte la ayuda entre las localidades que la solicitaron.

Sin embargo, el Fonden no es el único fondo de este tipo en México. La Ley de Disciplina Financiera de las Entidades Federativas y los Municipios obliga a cada estado a tener su propia bolsa para atender desastres y complementar el dinero que provenga desde las arcas federales.

Esto se hace necesario ante la dimensión que alcanzan algunas catástrofes. Por ejemplo, el gobierno federal estima que el costo de los daños originados tan sólo por los sismos del 7 y del 19 de septiembre asciende a 38,000 millones de pesos, más de cuatro veces los 9,000 millones de pesos con los que actualmente cuenta el Fonden.

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La capital tiene su Fondo de Atención a los Desastres Naturales en la Ciudad de México (Fonaden), el cual —según cifras de la Secretaría de Finanzas local— dispone de 9,500 millones de pesos. En Chiapas existe el Fondo para la Gestión Integral de Riesgos de Desastres (Fogird), en Morelos se tiene el Fondo de Contingencias y Desastres Naturales y en el Estado de México está el Fondo para la Atención de Desastres Naturales y Siniestros Ambientales Antropogénicos.

Cada uno tiene sus propias reglas de operación —que son definidas en cada entidad— y sus recursos se pueden sumar a los del Fonden para reparar y reconstruir edificios dañados, infraestructura, viviendas y monumentos históricos, principalmente.

Dentro de la página oficial Transparencia Presupuestaria, el gobierno federal y el sector privado habilitaron un apartado para transparentar el flujo del dinero destinado a la reconstrucción luego de los sismos de septiembre.

Da clic aquí para ver la página de Transparencia Presupuestaria

El ABC del Fonden

El Fonden está a cargo de la Secretaría de Gobernación (Segob) y se integra de tres instrumentos: el Fondo Revolvente, que puede proporcionar suministros de auxilio y asistencia ante situaciones de emergencia inmediata; el Programa Fondo de Desastres Naturales, correspondiente al Ramo 23 del PEF, y el Fideicomiso del Fondo de Desastres.

El Fideicomiso está constituido por la gobierno federal a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) como fideicomitente, es decir, la instancia que decide cómo se van a ocupar los recursos depositados en una institución financiera, en este caso en Banobras, que funge como fiduciario o administrador del dinero.

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Pero más allá de esto, el mecanismo para que los estados y municipios afectados por un desastre reciban apoyo no es sencillo.

Una vez que ocurre el siniestro, se debe publicar en el Diario Oficial de la Federación (DOF) una declaratoria de emergencia, con lo que inicia la evaluación puntual de los daños y un proceso que puede durar meses hasta que los recursos lleguen a su destino.

Los pasos a seguir

1.-

Solicitar la declaratoria dentro de los primeros cuatro días hábiles siguientes al desastre. La solicitud debe incluir fecha y descripción del hecho, así como las localidades afectadas y datos de contacto.

2.-

En los cuatro días siguientes a que se reciba la solicitud, una instancia técnica especializada avisa a la entidad la corroboración del fenómeno natural perturbador.

3.-

Estos documentos deben ser presentados a la Segob para poder validar si los solicitantes son acreedores a los recursos del Fonden. Esto depende de las características de cada estado, pues uno de los requisitos es comprobar que quedó rebasada su capacidad financiera.

4.-

Cada estado debe crear un comité de evaluación de daños conformado por representantes del gobierno federal y de la entidad. De esta última se pide la presencia del gobernador y de un representante de las áreas de finanzas, protección civil u otras encargadas de evaluar los daños.

5.-

El comité hace su evaluación y tiene un plazo de 10 días para dar a conocer resultados.

6.-

Después, se dan siete días más para presentar la solicitud de recursos y el diagnóstico de obras y acciones de la Segob, y en los dos días siguientes se verifica la información.

7.-

Una vez aprobada la documentación, se establece si la entrega de recursos procede y se decide si el dinero se eroga con cargo al Programa Fonden o al Fideicomiso Fonden.

8.-

De acuerdo con la forma de erogación, se establece el porcentaje por repartir. Por ejemplo, en el caso de acciones de vivienda para damnificados, se determina que cuando sean en el mismo lugar, un 70% proviene del Fonden, mientras que el otro 30% de las entidades.

9.-

Comienza la aplicación de los recursos para los fines que se establecieron y aprobaron.

10.-

Se elabora un libro blanco. Durante el proceso de uso de recursos públicos, los beneficiarios deben presentar un informe de cómo se usaron los recursos.

Tras los sismos de septiembre, por ejemplo, se anunció que las personas damnificadas en Chiapas y Oaxaca recibirán 120,000 pesos de apoyo para la construcción de nuevas casas.

“El apoyo es gracias a la suma de esfuerzos, es un recurso sumado: una parte es del gobierno federal y otra parte del gobierno del estado, quizá la mayor parte del gobierno federal: 90,000 pesos y 30,000 del gobierno del estado”, dijo el presidente Enrique Peña Nieto durante la entrega de tarjetas con dinero en el municipio de Ixtaltepec, en Oaxaca.

El presidente Enrique Peña Nieto anunció en Ixtaltepec, Oaxaca, apoyos para quienes perdieron sus viviendas. (Foto: Notimex)

Los fondos estatales

En la Ley de Disciplina Financiera —publicada en abril de 2016— se incluyó una disposición que obliga a las entidades federativas a generar sus propios fondos para la atención de desastres.

“La primera entidad que lo hizo fue la CDMX y es la entidad que tiene más recursos, porque no había habido una eventualidad de este tipo en los dos años que lleva el fondo desde su creación. Es una buena práctica incentivar que se lleven a cabo este tipo de incentivos para poder hacer frente a este tipo de emergencias, y muchas veces para completar los recursos que vienen del Fonden”, dice Javier Garduño, investigador de Fundar, Centro de Análisis e Investigación.

El fondo capitalino actualmente cuenta con 9,500 millones de pesos, más de lo que tiene el propio Fonden y un monto que da a la ciudad “fuerza financiera” para enfrentar la reconstrucción luego del sismo del 19 de septiembre, según lo ha dicho el jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera.

“El Fondo de Desastres de la Ciudad de México es un fondo que se va integrando con nuestros remanentes, es decir, un 30% de los remanentes en donde hacemos el reforzamiento de la estabilización fiscal de la Ciudad de México”, dijo el funcionario durante un balance a casi tres semanas del temblor.

Además de estos recursos, la capital ha activado otra bolsa, el Fondo de Desarrollo Social proveniente de la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco), para las pequeñas y medianas empresas afectadas.

El jefe de gobierno capitalino señaló que la CDMX cuenta con un fondo financiero contra desastres muy efectivo. (Foto:Notimex/Alejandra Rodríguez)

Con relación a la entrega de fondos federales a los estados, Garduño —experto en finanzas y política pública— señala que ésta depende de si en una entidad ya hubo o no otro fenómeno perturbador o de si se requiere dinero para infraestructura que ya recibió apoyos. En esta situación están Oaxaca, Chiapas y Guerrero, que luego de sufrir otras eventualidades han obtenido aportaciones del Fonden.

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En cuanto a otros fondos estatales, actualmente no es clara la forma en la que están operando ni de cuánto disponen, debido a que ni sus reportes financieros trimestrales ni sus reglas de operación están actualizados.

Hasta ahora, en Tlaxcala el gobernador Marco Mena anunció fondos por 20 millones de pesos para reparaciones necesarias después del sismo, aunque no dio más detalles. En el caso de Morelos se informó que se cuenta con 20 millones, mientras que en el Estado de México la bolsa llega a 222 millones de pesos.

Estos recursos se sumarán a los del Fonden para las labores de reconstrucción en las entidades más afectadas por los sismos de septiembre.